domingo, 24 de abril de 2016

Felíz día del libro! Yo también soy felíz cuando libro.


Hoy en día ser autónomo supone enfrentarte a una carrera de obstáculos diaria, saltar a la piscina aunque intuyas que no hay agua, subir al trapecio sin red de seguridad.

Llevar una librería, con la que está cayendo, conlleva entre otras cosas cierto grado de locura, mucha paciencia y toneladas de esfuerzo.
Sobrevivir con la venta de libros (me refiero solo a la venta, no a la edición) en una librería de pueblo es misión imposible. Absolutamente. Por eso la mayoría de "librerías" somos también, y a veces en mayor medida, "papelerías", porque lo que nos ayuda a llegar a final de mes es la venta de material escolar y de oficina. 

Creo que muchísimos librer@s de pequeñas o medianas localidades nos hemos planteado en más de una ocasión dejar los libros o reducir cada vez más el espacio dedicado a ellos. Yo misma más de una vez lo he pensado. Optimizar y rentabilizar los pocos metros de tienda que tengo reduciendo la sección de libros. ¿Por qué no lo hago??

Pues porque AMO los libros, me gusta leerlos, mirarlos, olerlos, disfrutarlos. Creo que sería muy triste una población sin librerías. 

Porque dice mucho del nivel social y cultural de un pueblo. 

Porque la gente que entra a comprar a las librerías es guay (casi siempre).

Porque en la librería estás en contacto con muchos niños, mucha gente joven, muchas amatxus y aitas  que van con ilusión a elegir la primera mochila del hijo, gente muy mayor que a lo mejor busca un recambio de boli, pero que en realidad lo que quiere es hablar con alguien y contarte su historia.

Porque siempre hay alguien con quien compartir cuáles han sido tus lecturas favoritas, puedes descubrir y dar a conocer nuevos autores, nuevas historias.

En mi vida han pasado muchísimas cosas desde que llevo la librería Cervantes. Entre sus cuatro paredes he reído un montón y he llorado mares, me han dado buenísimas y malísimas noticias, he tenido grandes bajones de ánimo que luego he ido superando.
Todo ello gracias a mi trabajo, a mis clientes, a mis libros.

Es una lucha diaria muy grande la que llevamos para sacar adelante la librería. Intentamos hacerlo lo mejor que podemos, que muchas veces a lo mejor no es suficiente. Pero lo seguimos intentando y procuramos renovar nuestra ilusión.

No son buenos tiempos para nadie. Al menos para nadie que sea honrado, por lo que parece. Pero aun así espero poder seguir adelante con mi tienda muchos años más. Y espero no tener que dejar de vender libros nunca. Por eso, porque creo en ellos, porque no deben faltar.

Y por todo ello, un año más celebraremos el día del Libro. Aunque pase tan desapercibido como otras veces, yo seguiré viviéndolo como un día especial.

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