Si te apetece leer una novela entretenida, fácil, con ritmo y con unos protagonistas muy peculiares, éste puede ser tu libro.
Puede que el argumento no sea el más original del mundo y que hasta cierto punto resulte un poco predecible (si bien el final sorprende), pero está narrado con un estilo tan sumamente divertido, que el buen rato está garantizado.
Me gusta mucho el estilo peculiar de Gómez-Jurado, a pesar de que se recrea en los pasajes más violentos, que no son muchos pero sí intensos. También la cantidad de citas o alusiones directas o indirectas a cantantes o letras de canciones que más o menos todos conocemos.
La cercanía de sus personajes, y el cariño con el que los trata es otro de sus puntos fuertes. A mí en concreto me han resultado muy divertidas todas las ocurrencias, dichos y referencias que el Inspector Jon Gutiérrez hace sobre Bilbao. El perfil entrañable de este personaje se merece que tenga continuidad en otro libro.
En resumen, un libro para pasar un buen rato, sin ser la panacea de la novela negra
Sinopsis:
Antonia Scott es una mujer muy especial. Tiene un don que es al mismo tiempo una maldición: una extraordinaria inteligencia. Gracias a ella ha salvado decenas de vidas, pero también lo ha perdido todo. Hoy se parapeta contra el mundo en su piso casi vacío de Lavapiés, del que no piensa volver a salir. Ya no queda nada ahí fuera que le interese lo más mínimo.
El inspector Jon Gutiérrez está acusado de corrupción, suspendido de empleo y sueldo. Es un buen policía metido en un asunto muy feo, y ya no tiene mucho que perder. Por eso acepta la propuesta de un misterioso desconocido: ir a buscar a Antonia y sacarla de su encierro, conseguir que vuelva a hacer lo que fuera que hiciera antes, y el desconocido le ayudará a limpiar su nombre. Un encargo extraño aunque aparentemente fácil. Pero Jon se dará cuenta en seguida de que con Antonia nada es fácil.
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