viernes, 25 de enero de 2019

Steven Lenton, ilustrador.



Hace mucho tiempo que no comento nada de mis ilustradores de cuentos favoritos.
Recientemente hemos recibido el cuento "¡Salvemos a la abuela!" (Ed. Beascoa) y hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien admirando las ilustraciones de un libro.
Repletos de detalles, con muchísimo sentido del humor, ternura, coloristas...



La historia que nos cuenta el libro es también muy bonita y muy divertida de leer, pues está escrita en rima. La autora del texto es Elli Woodland, con quien Lenton ha colaborado ya en tres ocasiones, resultando un tandem ideal.


Si quieres conocer otros trabajos de este ilustrador, dejo AQUÍ  un enlace a su página. Estoy segura de que te van a enamorar. Ojalá poco a poco los vayan editando aquí para poderlos disfrutar.





miércoles, 23 de enero de 2019

Los restos del día. Kazuo Ishiguro.




Seguramente hay libros de los que has oído hablar muy bien, pero por el motivo que sea nunca acaban de caer en tus manos, y los vas dejando pasar. Este año yo me he propuesto ir leyendo poco a poco (al menos uno al mes) todos esos libros de mi enorme lista de "pendientes".
El primero ha sido éste: Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, premio Nobel de Literatura 2017.
Un libro del que existe una versión cinematográfica que nunca he visto, aunque ahora intentaré visionarla para comparar, porque una es así de curiosa.

A priori, leyendo la sinopsis, la historia podría parecer un tanto aburrida. Pero nada más lejos de la realidad. Está tan bien escrito que se lee con muchísimo gusto. Es un libro sosegado, lleno de sutileza, sentimientos contenidos... que me ha dejado un sabor agridulce al final pero me ha gustado mucho.

No me siento capacitada para desgranar cada uno de sus encantos, así que dejo aquí un enlace a una página en la que se resaltan las virtudes de Los restos del día.

Y aquí la sinopsis proporcionada por la editorial:

Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall. Y jornada a jornada, Ishiguro desplegará ante el lector una novela perfecta de luces y claroscuros, de máscaras que apenas se deslizan para desvelar una realidad mucho más amarga que los amables paisajes que el mayordomo deja atrás.



jueves, 17 de enero de 2019

La tentación de ser felices. Lorenzo Marone



La tarea de elegir un nuevo libro en cuya lectura embarcarme suele resultar difícil muchas veces. Son tantos los que quiero leer, que cuando llega el momento no sé por cuál decidirme y al final puedo terminar escogiendo uno que ni siquiera estaba en mi lista.
Así ha ocurrido con este libro, "La tentación de ser felices". Normalmente la palabra "felicidad" en el título hace que salga huyendo (¡¡horror!!). La moda de ir buscando la felicidad a toda costa me resulta ya un poco cargante, así que suelo evitar ese tipo de lecturas en la medida de lo posible.

En cambio en esta ocasión tengo que decir que la novela no me ha resultado para nada ñoña, sino muy entretenida, llena de ternura, con toques de humor y mucha ironía. Se lee con gusto y facilidad y se termina con un sabor agridulce, pero con ganas de más, porque se hace realmente corta. No pensaba que me iba a gustar tanto.


Está repleta de frases dignas de ser subrayadas (yo no subrayo un libro jamás, salvo que sea de texto, pero sí que acostumbro a copiar en un cuaderno las frases que me gustan, y de aquí he copiado unas cuantas) y tanto el protagonista como el resto de personajes que traman esta historia resultan tan reales como la vida misma.
A lo largo de sus poco más de 250 páginas se dicen muchas cosas que todos pensamos pero que por ser políticamente correctos, muchas veces no decimos. Éste es el verdadero acierto del libro.

Como ha dicho la crítica, "es un libro que te toca el corazón, maravillosamente honesto, ingenioso, rápido y trágico. Nos enseña que nuestra felicidad depende en primer lugar de nosotros mismos, y después de los demás. Al acabar el libro  dan ganas de comerse la vida a bocados."

Sinopsis:

Cesare Annunziata podría definirse sin demasiados miramientos como un viejo y cínico "tocapelotas". Con setenta y siete años, viudo desde hace cinco, y padre de dos hijos, Cesare ha decidido pasar de todo y de todos. Los pocos balances que hace de su vida están marcados por una feroz ironía, quizá por miedo a no poder seguir haciéndolos. Su existencia podría seguir su rumbo hasta su previsible y universal final entre vasos de vino con Marino, el viejecito neurótico de la segunda planta; las charlas no deseadas con Eleonora, la loca de los gatos del vecindario; y fogonazos de pasión carnal con Rossana, la enfermera madura que redondea sus ingresos con atenciones de pago a los viudos del barrio.
Pero un día llega a su edificio la joven y enigmática Emma, casada con un individuo siniestro con el que no parece tener nada en común. Cesare no tarda en darse cuenta de que en esa pareja hay algo que no funciona, y sin duda no se implicaría si no fuera por la silenciosa llamada de socorro que lanzan los tristes ojos de Emma… Los secretos que Cesare descubre sobre su vecina, pero sobre todo sobre sí mismo, conformarán la trama de esta novela formidable, capaz de dibujar un personaje en el que conviven, en alegre contradicción, el cinismo más feroz y la más profunda humanidad.

viernes, 11 de enero de 2019

Oona y Salinger. Frédéric Beigbeder.


Hace poco alguien comentaba este libro en uno de los blogs de literatura que frecuento y me entraron tantas ganas de leerlo que ahora solo quiero venir a deciros que me ha gustado mucho.
Ha sido una gran sorpresa, no conocía a este autor y no sé si tiene el mismo estilo en sus otros libros o tal vez éste sea una excepción, pero ésos comentarios y guiños al lector, ése sentido del humor, y todas esas sorpresas que va desgranando a lo largo del libro me han hecho disfrutar como una loca.
Oiginalísimo, entretenido, repleto de curiosidades no solo sobre la vida de los personajes entorno a los que gira la historia (Oona O`Neill, J.D. Salinger, y Charles Chaplin), sino sobre diferentes y durísimos pasajes de la Segunda Guerra Mundial que son descritos brevemente pero con un realismo y una crudeza sobrecogedoras.
Solo hay algunos comentarios por parte del autor (propios y en relación a Chaplin), sobre la diferencia de edad en las parejas que me han parecido un pelín machistas, no sé si a quienes lo habéis leído os ha causado la misma impresión.
Dejando eso a un lado, me ha gustado mucho conocer aspectos de la vida y personalidad de J.D. Salinger, autor de la mítica obra "El guardián entre el centeno", su relación con una jovencísima Oona O´Neill , y la posterior relación de ésta con Charles Chaplin, con quien llegó a tener 8 hijos (Geraldine es la mayor de ellos).
Además me ha encantado este género que mezcla realidad y ficción, lo que el autor denomina "Factión" recreando situaciones reales con diálogos inventados.
Por todo ello le doy un 8!!
Sinopsis
Nueva York, 1940. J. D. Salinger es un chico larguirucho de veintiún años. Escribe relatos e intenta que se los publiquen las revistas literarias del momento. Oona O’Neill tiene quince años y es hija del gran dramaturgo Eugene O’Neill. Es tremendamente bella y se codea con lo más granado de la sociedad neoyorquina. Oona y Salinger se conocen y salen durante un tiempo. Pero al cabo de dos años, tras el bombardeo de Pearl Harbor, Salinger se alista en el ejército y se separan. Él participa en el desembarco de Normandía y ella se casa en 1943 con Charles Chaplin, con quien permanecerá hasta la muerte de él, en 1977, y tendrá ocho hijos. Salinger escribe a Oona cartas que nunca han salido a la luz.
Hasta aquí los hechos conocidos. Pero Frédéric Beigbeder, fascinado por los protagonistas de este relato interrumpido, decide contarnos la historia entera. Rellena los huecos, recrea lugares y ambientes, fabula diálogos. Incluso reescribe las cartas de los amantes e imagina un último encuentro fugaz, al cabo de cuarenta años, en Grand Central Station. En un inteligente ejercicio de historia ficción, o de faction, como lo llama él, consigue conmovernos con la historia de amor y desamor de dos personajes que terminaron teniendo su papel en la historia del siglo XX.
Y, por el camino, el autor nos habla del Nueva York de los años cuarenta, de la Segunda Guerra Mundial, de cine, de literatura. Y da voz a Truman Capote, Ernest Hemingway o Charlie Chaplin, entre otros. Y escribe también, cómo no, sobre sí mismo. Sobre su obsesión por seguir siendo joven a pesar de la edad, su admiración por el autor de El guardián entre el centenoy su amor platónico por Oona, sobre su condición de escritor. Y hasta sobre su romance con su actual esposa, veinticinco años más joven que él, que quiere ver como un reflejo de la relación entre Chaplin y Oona O’Neill, o entre Salinger y sus jóvenes amantes. Socarrón, como siempre, Beigbeder salpimenta el conjunto con sus acostumbradas píldoras de sabiduría vital: «La vejez es cuando empiezas a tener tiempo para interesarte por los nombres de los pájaros.»
La crítica ha dicho...
«Ha escrito bellas escenas de guerra y de amor, ha retratado a los míticos Hemingway, Capote, Chaplin, y ha hecho que Salinger resulte humano y conmovedor. ¿Alguien da más?» (Bruno Corty, Le Figaro).
«Con este rico material, Beigbeder ha construido un relato fluido y bien documentado. Lo mejor: cuando imagina las cartas desesperadas de Salinger a Oona, esas cartas que los herederos de Chaplin nunca han querido hacer públicas» (Jérôme Dupuis, L’Express).
«Divertido y conmovedor, apasionado y distante, Oona y Salinger se lee con fervor» (Thierry Gandillot, Les Echos).
«Beigbeder es un escritor sabio. Es capaz de transformar una historia anecdótica en una superproducción. Se ha documentado con avidez, y con todos los ingredientes ha montado la nata de una ficción que mezcla escenas y diálogos inventados. A veces, él mismo sale a escena. Al contar a los demás, Beigbeder se cuenta a sí mismo» (B. Géniès, Le Nouvel Observateur).