viernes, 11 de enero de 2019

Oona y Salinger. Frédéric Beigbeder.


Hace poco alguien comentaba este libro en uno de los blogs de literatura que frecuento y me entraron tantas ganas de leerlo que ahora solo quiero venir a deciros que me ha gustado mucho.
Ha sido una gran sorpresa, no conocía a este autor y no sé si tiene el mismo estilo en sus otros libros o tal vez éste sea una excepción, pero ésos comentarios y guiños al lector, ése sentido del humor, y todas esas sorpresas que va desgranando a lo largo del libro me han hecho disfrutar como una loca.
Oiginalísimo, entretenido, repleto de curiosidades no solo sobre la vida de los personajes entorno a los que gira la historia (Oona O`Neill, J.D. Salinger, y Charles Chaplin), sino sobre diferentes y durísimos pasajes de la Segunda Guerra Mundial que son descritos brevemente pero con un realismo y una crudeza sobrecogedoras.
Solo hay algunos comentarios por parte del autor (propios y en relación a Chaplin), sobre la diferencia de edad en las parejas que me han parecido un pelín machistas, no sé si a quienes lo habéis leído os ha causado la misma impresión.
Dejando eso a un lado, me ha gustado mucho conocer aspectos de la vida y personalidad de J.D. Salinger, autor de la mítica obra "El guardián entre el centeno", su relación con una jovencísima Oona O´Neill , y la posterior relación de ésta con Charles Chaplin, con quien llegó a tener 8 hijos (Geraldine es la mayor de ellos).
Además me ha encantado este género que mezcla realidad y ficción, lo que el autor denomina "Factión" recreando situaciones reales con diálogos inventados.
Por todo ello le doy un 8!!
Sinopsis
Nueva York, 1940. J. D. Salinger es un chico larguirucho de veintiún años. Escribe relatos e intenta que se los publiquen las revistas literarias del momento. Oona O’Neill tiene quince años y es hija del gran dramaturgo Eugene O’Neill. Es tremendamente bella y se codea con lo más granado de la sociedad neoyorquina. Oona y Salinger se conocen y salen durante un tiempo. Pero al cabo de dos años, tras el bombardeo de Pearl Harbor, Salinger se alista en el ejército y se separan. Él participa en el desembarco de Normandía y ella se casa en 1943 con Charles Chaplin, con quien permanecerá hasta la muerte de él, en 1977, y tendrá ocho hijos. Salinger escribe a Oona cartas que nunca han salido a la luz.
Hasta aquí los hechos conocidos. Pero Frédéric Beigbeder, fascinado por los protagonistas de este relato interrumpido, decide contarnos la historia entera. Rellena los huecos, recrea lugares y ambientes, fabula diálogos. Incluso reescribe las cartas de los amantes e imagina un último encuentro fugaz, al cabo de cuarenta años, en Grand Central Station. En un inteligente ejercicio de historia ficción, o de faction, como lo llama él, consigue conmovernos con la historia de amor y desamor de dos personajes que terminaron teniendo su papel en la historia del siglo XX.
Y, por el camino, el autor nos habla del Nueva York de los años cuarenta, de la Segunda Guerra Mundial, de cine, de literatura. Y da voz a Truman Capote, Ernest Hemingway o Charlie Chaplin, entre otros. Y escribe también, cómo no, sobre sí mismo. Sobre su obsesión por seguir siendo joven a pesar de la edad, su admiración por el autor de El guardián entre el centenoy su amor platónico por Oona, sobre su condición de escritor. Y hasta sobre su romance con su actual esposa, veinticinco años más joven que él, que quiere ver como un reflejo de la relación entre Chaplin y Oona O’Neill, o entre Salinger y sus jóvenes amantes. Socarrón, como siempre, Beigbeder salpimenta el conjunto con sus acostumbradas píldoras de sabiduría vital: «La vejez es cuando empiezas a tener tiempo para interesarte por los nombres de los pájaros.»
La crítica ha dicho...
«Ha escrito bellas escenas de guerra y de amor, ha retratado a los míticos Hemingway, Capote, Chaplin, y ha hecho que Salinger resulte humano y conmovedor. ¿Alguien da más?» (Bruno Corty, Le Figaro).
«Con este rico material, Beigbeder ha construido un relato fluido y bien documentado. Lo mejor: cuando imagina las cartas desesperadas de Salinger a Oona, esas cartas que los herederos de Chaplin nunca han querido hacer públicas» (Jérôme Dupuis, L’Express).
«Divertido y conmovedor, apasionado y distante, Oona y Salinger se lee con fervor» (Thierry Gandillot, Les Echos).
«Beigbeder es un escritor sabio. Es capaz de transformar una historia anecdótica en una superproducción. Se ha documentado con avidez, y con todos los ingredientes ha montado la nata de una ficción que mezcla escenas y diálogos inventados. A veces, él mismo sale a escena. Al contar a los demás, Beigbeder se cuenta a sí mismo» (B. Géniès, Le Nouvel Observateur).


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