miércoles, 23 de enero de 2019

Los restos del día. Kazuo Ishiguro.




Seguramente hay libros de los que has oído hablar muy bien, pero por el motivo que sea nunca acaban de caer en tus manos, y los vas dejando pasar. Este año yo me he propuesto ir leyendo poco a poco (al menos uno al mes) todos esos libros de mi enorme lista de "pendientes".
El primero ha sido éste: Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, premio Nobel de Literatura 2017.
Un libro del que existe una versión cinematográfica que nunca he visto, aunque ahora intentaré visionarla para comparar, porque una es así de curiosa.

A priori, leyendo la sinopsis, la historia podría parecer un tanto aburrida. Pero nada más lejos de la realidad. Está tan bien escrito que se lee con muchísimo gusto. Es un libro sosegado, lleno de sutileza, sentimientos contenidos... que me ha dejado un sabor agridulce al final pero me ha gustado mucho.

No me siento capacitada para desgranar cada uno de sus encantos, así que dejo aquí un enlace a una página en la que se resaltan las virtudes de Los restos del día.

Y aquí la sinopsis proporcionada por la editorial:

Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall. Y jornada a jornada, Ishiguro desplegará ante el lector una novela perfecta de luces y claroscuros, de máscaras que apenas se deslizan para desvelar una realidad mucho más amarga que los amables paisajes que el mayordomo deja atrás.



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