Después leí La última noche en Tremore Beach y por su culpa perdí varias horas de sueño. Esos capítulos cortos, rápidos, que te dejan siempre con la miel en los labios y ganas de más, hacen que no encuentres el momento de parar de leer.
Luego llegaron El extraño verano de Tom Harvey, La isla de las mil voces y ahora El mentiroso, con otra buena dosis de intriga psicológica.
De nuevo la noche, las tormentas, los acantilados, el mar... que son una constante en sus novelas y ayudan a crear una atmósfera de lo más inquietante. Ésta vez con el aliciente de que esas costas son las nuestras y ese mar es el Cantábrico.
Reconocer los escenarios donde transcurre la acción (todos reales, aunque algún nombre es inventado) ha sido otro de los atractivos de esta historia.
Para mí ha sido un disfrute de lectura. Entretenimiento puro y duro de principio a fin. Su ritmo es constante, sin decaer en ningún momento y aunque tal vez no sea tan trepidante como Tremore Beach, por ejemplo, sí que mantiene el interés y la intriga hasta la última página literalmente.
Sinopsis
En la primera escena, el protagonista despierta en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre desconocido y una piedra con restos de sangre. Cuando huye, decide tratar de reconstruir él mismo los hechos. Sin embargo, tiene un problema: padece amnesia y no recuerda apenas nada de lo ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas. Y lo poco que sí sabe es mejor no contárselo a nadie.